"Partir, esa es mi meta". Con esta frase de Kafka podríamos empezar este relato. Si de partir siempre se trata, solo así nuestra vida sería impredecible.
¿Es posible adecuar el comportamiento dialéctico de la historia al comportamiento individual como sujetos? Si. Esos serían los deseos y la necesidad de romper constantemente con lo dado. Si no deseáramos nuestro ser no avanzaría, no se movería. Esta idea de no alcanzar los deseos, o que sean tan escurridizos como el coito, es lo que nos permite avanzar, porque al no llegar, no tocarlos, nunca dejamos de intentar. Caso contrario, sin este comportamiento, seríamos sujetos muertos. Es decir, solo se permanece porque nos tocó nacer y no se vive entendiendo y comprometido con el destino rector de nuestra esencia: negar el hoy y desear para avanzar.
La visión de negación o de ruptura, concepto moderno que centra el accionar en el Hombre y no en dios (la mayuscula -H- y la minúscula -d- tienen un sentido), es sinónimo de revolución. Esto es cambio, como la evolución, pero le agregamos (re) porque el quiebre de la estructuras sociales y espirituales que se da es profundo y radical.
Por otro lado, el concepto antiguo de revolución no es una negación que sintetiza un avance irremediable, sino que, es un giro purificador para volver al origen, a la esencia pura de nuestra conformación. Esta es una visión extraña, sería como asociar el paso del tiempo a la corrupción o al desvío de un sentido superior a cada una de las partes (el yo). Entre estas dos tesis optamos por la primera, la moderna, en sus dos aristas, la espiritual y la social.
Así llegamos a Bolivia, pero no al país que en los últimos años gracias al proceso político encarnado por Evo y la Patria Sublevada empezamos a conocer más de cerca. Llegamos a Santa cruz de la Sierra "capital nacional del racismo y el desprecio". Las situaciones y los comentarios que aquí se escuchan respecto de los compatriotas del altiplano nos llevan hacia principios del siglo XX. Bueno, a veces la historia se repite, como decía Marx en el XVIII Brumario de Luis Bonaparte..."la historia se da como tragedia y se repite como farsa". Esos sectores de Bolivia aplican la misma matriz cultural que los sectores reaccionarios de nuestro país que sostienen que el "eje" Rosario-Córdoba sostiene al "eje" del "mal" Matanza-Riachuelo.
Rápidamente nos fuimos a Vallegrande para visitar La Higuera, el lugar donde fusilaron al Che. En ese trayecto nos adentramos en la selva Boliviana y fuimos a la Quebrada del Churo, aquí tuvo lugar el último enfrentamiento el Che con los soldados bolivianos entrenados por los yankees Hijos de re Mil Puta.
En la escuela de La Higuera, lugar físico del fusilamiento, hay un vacío enorme, similar al percibido en nuestro cuerpo cuando ingresamos al lugar. Una fria placa en la pared y el piso marcan su último día como prisionero y la ráfaga de metralleta.
El Che fue arrinconado por el ejercito hasta la Quebrada del Churo, lo hirieron y lo apresaron. Posteriormente se supo que fue delatado por un lugareño de la zona.
Esta situación, la delación, nos permite reflexionar algunas cosas, pero antes un dato de color.
La Higuera está practicamente abandonada. Los pobladores se fueron del lugar porque corrió un rumor que planteaba la posibilidad de que en venganza al no apoyo con la guerrilla el pueblo iba a ser bombardeado.
Conclusiones: Los errores de las vanguardias políticas
Nunca atras ni adelante del pueblo, siempre junto a él entendiendo sus discusiones, sus necesidades, sus argumentos, y principalmente, sus TIEMPOS. Cuando esto falla, la vanguardia se aleja del pueblo y no sabe que es lo que este quiere.
Esta idea fue esclarecida con un diálogo que tuvimos con una lugareña de La Higuera, tenía 21 años en octubre del `67. Ella dijo: "No fuimos solidarios con el Che porque no sabíamos quienes eran, a que venían, de dónde y qué querían. De golpe nos enteramos que un grupo de hombres habían armado un foco guerrillero en la selva y tenian como objetivo dominar esta zona. Era imposible ser solidarios con ellos, nos eran ajenos".
Salir de este pueblo y estar en la lavanderia del Hospital de Vallegrande, lugar donde fue tomada la foto donde el esta muerto y sonriendo sobre una camilla, nos produce una angustia y un vacío eterno, y seguramente una sensación, que a pesar de la crítica, es igual a la que planteó Perón en el 67; "ha caído el mejor de los nuestros".
CONTINUARA....